El parque del Distrito Este. Capítulo 8
El parque del Distrito Este. Capítulo 1El parque del Distrito Este. Capítulo 10El parque del Distrito Este. Capítulo 11El parque del Distrito Este. Capítulo 12El parque del Distrito Este. Capítulo 13El parque del Distrito Este. Capítulo 2El parque del Distrito Este. Capítulo 3El parque del Distrito Este. Capítulo 4El parque del Distrito Este. Capítulo 5El parque del Distrito Este. Capítulo 6El parque del Distrito Este. Capítulo 7El parque del Distrito Este. Capítulo 8(Capítulo 1 | Capítulo 2 | Capítulo 3 | Capítulo 4 | Capítulo 5 | Capítulo 6 | Capítulo 7)
Las votaciones de la fase local eran las que tenían que elegir a un proyecto por cada ciudad del Distrito. En las ciudades del norte, Bogderrin, Lipisi y Tariat, la competición estaba reñida entre dos o tres propuestas, mientras que cuanto más al sur y, por tanto, mayor era el número de habitantes, más proyectos compitieron en esa fase. Las ciudades del centro, Lukomsta y Toez, hacían de puente entre los otros dos tipos de localidades. Así pues, mientras Lukomsta, aunque mayor en extensión que su vecina, tuvo solo dos finalistas, Toez tuvo cinco, ya que era más densa. Entre las otras tres ciudades, la que más propuestas llevó a la competición local fue Nukau, al oeste de la capital, con ocho, seguida de Bodnoyu, situada al otro lado del Distrito, con siete, y de la capital misma, con seis. El día de la votación, los ciudadanos tuvieron que reducir esos treinta y cinco proyectos a ocho y por eso el día de la votación la mayoría de ellos lo pasaron en la calle, en terrazas, paseos, plazas, parques o simplemente tomando el fresco delante de sus casas, comentando entre ellos sus opiniones, lo que habían valorado para votar, lo que siginificaba para ellos el Concurso, su relación con el autor de la propuesta tal o cual, si decían que el hijo de Mengano había inspirado tal proyecto o si decían que Fulano había querido participar pero no llegó a presentarse a tiempo. Las ciudades estaban en ebullición, el Concurso estaba despertando no solo la curiosidad de la gente, sino sus ganas de participar en la formación del Distrito.
El Jefe del Distrito fue informado oficialmente del número de participantes, de las modificaciones introducidas en los diseños, de las encuestas sobre intención de participación en las votaciones locales, del número final de votantes, ... Pero el Jefe del Distrito no se quedó en su despacho esos días, sino que se recorrió el Distrito infiltrándose en las tertulias espontáneas, paseándose por las avenidas con los oídos bien atentos, interesándose por las opiniones de sus conciudadanos que le habían brindado la oportunidad de organizar el Concurso y que habían confiado en él para gestionar el Distrito. Evitaba pronunciarse cuando le preguntaban su propia opinión sobre quién iba a ganar aquí o allí o qué proyecto le había causado una impresión más grata. Él preguntaba, escuchaba y procesaba, pero no quería de ninguna manera influenciar o guiar las decisiones de nadie.
El único día que nadie supo dónde estaba el Jefe del Distrito fue el día de las votaciones locales, y es que ese día fue el menos concurrido en los cementerios en muchos meses.
Capítulo 9